miércoles, 22 de marzo de 2017

¿Por qué se relaciona el martes 13 y el viernes 13 con la mala suerte?

El martes 13 sobre todo es una tradición de España, Grecia y América Latina. Podemos encontrar explicaciones en el número 13 en que durante la antigüedad fue considerado como de mal augurio ya que en la Última Cena de Jesucristo, había doce apóstoles y Jesús, se considera a Judas el traidor como el número 13. La Cábala enumera a 13 espíritus malignos, al igual que las leyendas nórdicas; en el Apocalipsis, su capítulo 13 corresponde al anticristo y a la bestia. También una leyenda escandinava cuenta que, según la misma tradición, en una cena de dioses en el Valhalla, Loki, el espíritu del mal, era el 13° invitado. En el Tarot, este número hace referencia a la muerte. De acuerdo a la astrología, doce son las casas del universo astrológico, por lo cual una más rompe el modelo.

Y ¿Por qué Martes? Pues se dice que tiene su origen a finales de la Edad Media. El martes 29 de mayo de 1453 cayó la ciudad de Constantinopla. La caída de Constantinopla supuso un profundo trauma para las potencias cristianas, y el día de su caída, el martes, asociado además al dios de la guerra pagano, pasó a considerarse de mala suerte. Martes es una palabra que desciende del nombre del planeta Marte, que en la Edad Media lo llamaban “el pequeño maléfico” y que significa voluntad, energía, tensión y agresividad. Marte es el dios de la guerra, por lo cual el día martes está regido por el planeta rojo, el de la destrucción, la sangre y la violencia. Además, la leyenda dice que un martes 13 se produjo la confusión de lenguas en la Torre de Babel.

Y aunque no hay ninguna ciencia que diga que ese día va a dar mala suerte, hay muchísimo supersticioso que por ejemplo no edifican pisos de 13 pisos, también hay muchos aviones que no tiene fila 13. Algunos artistas, por ejemplo, no actúan en día 13, también se dice que debido a la última cena nunca se pueden tener 13 invitados en casa. Y luego está lo contrario y muchísima gente lo considera número de buena suerte.


¿Y por qué el Viernes 13 es tan temido?
La cultura anglosajona toma el viernes 13 como el día de mala suerte y los italianos los viernes 17.
La Orden de los Templarios fue uno de los primeros sistemas bancarios internacionales de la historia. Su habilidad para guardar bienes y propiedades llevó a que miles y miles de personas confiaran en ellos, razón por la que amasaron con el tiempo un gran tesoro. Tras una gran guerra contra Inglaterra el Rey de Francia, Felipe el Hermoso, había quedado en una situación económica desastrosa, por lo que se aprovechó de su ejército para “recolectar” oro. Primero les sacó todos sus bienes a los judíos y los echó de Francia, sin embargo necesitaba aún más oro, por lo que ideó una estratagema para acusar injustamente a los Templarios y enjuiciarlos. Es así que el viernes 13 de octubre de 1307 comienzan a ser arrestados por toda Francia y los bienes que guardaban incautados por el ejército. Todo el mundo sabía que esta era una movida extremadamente injusta y que las difamaciones eran mentira pura, sin embargo nadie se animaba decirlo. El rey, sabiendo que si solo les quitaba sus bienes y los dejaba marchar éstos muy posiblemente tendrían una posición moral muy superior y ganarían partidarios, obligó al Papa Clemente V -que era su títere y había sido instalado a la fuerza por el mismo Felipe años antes- a que los declarara herejes, por lo que cientos de Templarios fueron quemados por toda Francia.

Siete años más tarde se condena a muerte a los dos últimos templarios con vida, el Gran Maestre Jaques de Molay y Godofredo de Charnay las dos figuras más importantes del Temple, y a la vez famosos por su honradez. Antes de morir el Maestre pidió que se le aflojen las manos para rezar, y en su rezó pidió una venganza por tan injusta condena bajo las siguientes palabras: “Dios vengará nuestra muerte, con esta convicción yo muero”. Acto seguido fueron quemados.

Solo un mes tras pasar la condena el Papa Clemente V, quien los había declarado como herejes, muere atragantado con un higo; al poco tiempo sigue Nogaret, autor material de la condena, y tras 8 meses el Rey Felipe cae de su caballo quedando paralítico y muriendo en una gran agonía. La maldición no terminaría aquí, e irían cayendo uno por uno los descendientes de la línea sanguínea de Felipe, al punto que para 1328, unos 14 años después del asesinato de los Maestres, ya no quedaba ningún heredero de Felipe y la Dinastía de los Capetians desaparecía tras 300 años de reinar sobre Francia.

Como es de imaginar esto impresionó a tal punto a la población que “La maldición de Molay” se extendió por toda Francia y posteriormente a Portugal y los países de Europa del Norte, así como también, pero en menor grado, a algunas partes de España y Grecia. Es entonces que se considera al Viernes 13 como maldito.

jueves, 16 de marzo de 2017

ACEITES ESENCIALES

Vivimos rodeados de olores artificiales que llenan nuestra casa y nuestra vida. Llenamos nuestras casas, tiendas y despachos de ambientadores buscando esa conexión con nuestro espíritu más puro, pero lo hacemos de un modo desacertado, porque hemos olvidado el poder de las esencias. Olvidamos que ciertos aceites, extraídos de diferentes partes de algunas plantas o de ciertas resinas pueden ayudarnos no sólo a “perfumar” nuestra vida, sino a despertar en nosotros la vibración mágica y del espíritu y que puede ayudarnos a desarrollar todo nuestro potencial en muchos sentidos. Al fin y al cabo, todos formamos partes de esa vibración espiritual primaria que culmina en la más pura magia.

Sabemos que la aromaterapia influye en esa vibración. Desde tiempos inmemoriales, los chamanes de todas las culturas se han ayudado de plantas secas, aceites y extractos para reforzar sus rituales y canalizar su videncia. En los rituales mágicos se utilizan preferentemente los aceites esenciales, puesto que son mucho más potentes. En cambio, para otro tipo de rituales, como las limpiezas espirituales o del aura por ejemplo, se suele preferir la utilización de plantas secas o jabones, para evitar una exposición demasiado potente, que podría provocar efectos no deseados en la persona que se somete a ella. A través del uso de los aceites esenciales en nuestros rituales mágicos, inspiramos vibraciones mágicas que elevan nuestro espíritu y nuestra conciencia a rangos más altos.

Hoy sabemos que en nuestra nariz hay infinidad de receptores olfativos que conectan directamente con el cerebro y el sistema nervioso. Y sin embargo, todas las culturas antiguas, aún sin tener los conocimientos físicos necesarios para saberlo, habían comprobado por ensayo y error que determinadas resinas y esencias de plantas permitían la conexión entre la mente consciente y el inconsciente, es decir, propiciaban la comunicación de la mente con las deidades y los espíritus.

El aceite esencial es lo más puro de la planta, su espíritu, su parte primordial. El aceite esencial recoge sus vibraciones y nos permite utilizarlas para mejorar nuestro entorno o nuestra receptividad de un modo sencillo. No olvidemos que los aceites esenciales son muy volátiles, dispersando ese espíritu de la planta con rapidez por el aire que nos rodea, para facilitar nuestra captación a través de las fosas nasales y de los receptores hasta nuestro cerebro.

¿Cuántas veces, al percibir un olor, nuestra mente se traslada a un lugar o a un momento de nuestra vida que habíamos olvidado o no teníamos presente? ¿Necesitamos más pruebas de cómo influye en nuestro espíritu los olores?


Sustituyamos esos terribles ambientadores artificiales por aceites esenciales de calidad que nos permitan no sólo deleitar nuestra nariz, sino que transmitan la fuerza y la vibración de las plantas a través de nuestra nariz hasta nuestro cerebro y espíritu. Al fin y al cabo, en los tiempos que vivimos, cualquier ayuda que nos permita canalizar nuestro potencial y armonizar nuestros sentidos ya es más que bienvenida.